31/08/2014
Escribir segun Hans Fallada
Pienso liberarme aquí de pasar por un poeta inspirado por los dioses, el cual, con los ojos rodando en la locura, poetiza iluminado por el cielo. Yo sé que soy un escritor de libros, como tanto otros. Pero cada uno tiene su especial maneja de trabajar, y si yo no indicara cuál es la mía, este informe de la vida, “demasiado intimo”, sería del todo incomprensible. Le faltaría lo más importante, y no referente a mí, porque resulta que mi manera de trabajar, la que la Naturaleza me ha condenado a seguir, pesa sobre todos los miembros del hogar. Ahora, hoy, explico en qué consiste esa manera de trabajar, que probablemente será siempre la misma mientras pueda sostener una pluma en mi mano.
Hay felices colegas que escriben cuando el tiempo y la ocasión se les presenta. Luego lo dejan, reposan, hablan con otros, siguen alguna aventura y vuelven a escribir. Y existen otros felices colegas que hasta se sientan ante la máquina de escribir y son capaces de “teclear poesía”, siguen tecleando alegres y con tipos de imprenta se desenvuelve el vals de la novela.
Yo no sé nada de eso. Soy un viejo asno de trabajo. Si me pongo a trabajar, he de hacerlo todos los días que me lo permita Dios, escribir mi obligada tarea, por lo menos mi obligada tarea. Tanto si llueve como si brilla el sol. Tanto si mi hijo está enfermo como si me peleo con Suse, o si algunos visitantes vienen a verme… Todo me es indiferente ; lo primero es la tarea diaria. Y aun cuando deba robarme el tiempo, aun cuando tenga que levantarme a las dos de la madrugada, aunque me falte el aliento para trabajar, ésta es la ley más dura e inflexible de mi vida, quizá la única ley que nunca he quebrantado: ¡he de escribir la tarea impuesta!
Hans Fallada, en Demasiado Intimo.
22:19 Publié dans Eléments de biographie, miscellanées, Textes de Hans Fallada | Lien permanent | Commentaires (0)
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